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Arquitectos: Karina Duque
- Área: 154 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Fernanda Castro
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Esta vivienda unifamiliar se encuentra en una zona muy lluviosa, con poca luz y de bajas temperaturas, por lo que la mayor parte del año se vive en el interior. Por otra parte si bien el lugar donde se emplaza tiene vistas a praderas verdes y bosques, esas vistas se encuentran hacia la dirección contraria del recorrido del sol. Tomando estos antecedentes, se planteó una casa que permitiera esa vida al interior, pero evitando la sensación de encierro y oscuridad e incorporando el exterior en el interior.
La casa se emplaza en la parte más alta del sitio, permitiendo una vista amplia y lejana, pero a la vez logrando captar la luz del sol la mayor parte del día y el poder sentirse inmerso en la naturaleza, gracias a la permeabilidad y transparencia del diseño.
Tomando como referencia la arquitectura vernacular de los colonos alemanes, el volumen alargado y de líneas simples, tiene una cubierta a dos aguas y lucarnas que se levantan para permitir la existencia de un altillo, espacio que almacena el calor y que se abre hacia ambos lados. Siguiendo esta línea, se escogieron materiales como el zinc (zinc prepintado con un microondulado de fabricación local) en todos los muros que dan directo al exterior no techado; y tejuelas de alerce (tejuelas de alerce certificado) para el corredor de acceso a la casa, ambos materiales que en la época colonial resolvían los revestimientos exteriores de las casas y galpones de la zona, evitando el ingreso del agua al interior.
La vivienda se ordena en base a un gran eje de circulación que conecta y organiza los espacios de la casa, dejando los lugares de permanencia con vista hacia el jardín y los campos de los alrededores, y las zonas húmedas y de almacenamiento al otro lado de este eje.
A un extremo se ubican los dormitorios que atrapan la luz del oriente y el norte, y al otro un jardín de invierno, con dirección poniente, dejando entre estos espacios el gran estar común de doble altura, donde se encuentran la cocina/comedor y la fuente de calor (estufa de doble combustión), en torno a la cual gira toda la vida cotidiana durante el largo invierno. Para los meses de calor el jardín de invierno se convierte en una terraza de verano con mamparas de fierro y vidrio que se pliegan para abrirse al patio exterior.
Como aislación se utilizó celulosa proyectada dentro de los muros y cubierta, aislapol bajo el radier y ventanas termopanel, evitando puentes térmicos y así manteniendo el calor durante el invierno. Además se incorporó una “chiflonera”, un espacio de acceso entre puertas, para evitar que el calor del interior se escape al exterior. Y para los días de calor, la ventilación cruzada natural incorporada en el diseño permite una regulación óptima del calor al interior. Así, se logra mantener una temperatura de confort a lo largo de todo el año y se permite convivir en una armonía constante con el entorno desde el interior.